jueves, 1 de noviembre de 2012

Criticismo

Por Criticismo se entiende la doctrina de Kant, que sostiene la superioridad de la investigación del conocer sobre la investigación del ser. Esta corriente está convencida de que es posible el conocimiento para el hombre, acepta que puede llegar a poseer la verdad, puede tener conocimientos que dan certeza, pero que hace indispensable justificar racionalmente la forma como llegamos al conocimiento: es decir, cómo llegamos al conocimiento y en qué forma se nos da la realidad.
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"El criticismo examina todas las afirmaciones de la razón humana y no acepta nada des preocupadamente. Dondequiera, pregunta por los motivos y pide cuentas a la razón humana. Su conducta no es dogmática ni escéptica, sino reflexiva y crítica. Es un término medio entre la temeridad dogmática y la desesperación escéptica."

El criticismo es como una dirección especial de la gnoseología, consistente en la averiguación de las categorías apriorísticas que envuelven lo dado y permiten ordenarlo y conocerlo; por otra parte, es una teoría filosófica que coincide con el idealismo en sus diversos aspectos y que invierte la dirección habitual del conocimiento mediante el propio conocimiento. Entendiendo pues el criticismo desde la filosofía, es una "actitud" que matiza todos los actos de la vida humana, siendo la época moderna considerada "época crítica" puesto que en ella se pretendió averiguar el fundamento racional de las creencias últimas.

Contexto histórico
Ha sido concretamente la Edad Antigua la que ha permitido presentar pequeños brotes de criticismo, y dentro de esta época sobresale Platón (siglo V antes de Cristo) quien distingue varios grados que conducen al conocimiento:
1. El conocimiento sensible. Este tiene por objeto de conocimiento los seres materiales y éstos se nos dan a través de los sentidos, por los cuales se puede presentar variabilidad en el logro del conocimiento, por tanto, no es posible una verdadera ciencia.
2. El conocimiento racional discursivo. Hace referencia al número y a la cantidad, es decir, a las matemáticas.
3. El conocimiento racional intuitivo. Este se refiere a los seres espirituales; es el mundo de las ideas y es sólo en éste donde se puede hallar la verdadera ciencia, pues es considerado el mundo objetivo, verdadero, eterno e inmutable.

Immanuel Kant



Nacido en Königsberg (Prusia oriental; hoy Kaliningrado, en la ex URSS) en 1724, es el principal exponente del criticismo. Murió en 1804 en la misma ciudad y su cuerpo se halla en la catedral de esa ciudad..

A partir de 1770 fue profesor en su ciudad natal y es con Kant con quien comienza una nueva etapa en la filosofía, siendo considerado una figura en la búsqueda de una visión sistemática y cerrada de la totalidad del ser, partiendo de un principio unitario.

En 1794 fue amenazado por orden real con sanciones en caso de proseguir en la labor de desfigurar y menospreciar muchas doctrinas fundamentales y capitales de la Escritura con motivo de ciertas partes de la obra "La religión de los límites de la razón pura".

La vida y el carácter de Kant han sido objeto de numerosos estudios. Se ha subrayado su religiosidad pietista, aunque se opuso a la práctica puramente formal de las observancias religiosas, y sobre todo su integridad moral.

Kant fue pacifista, antimilitarista y antipatriotero, por su convicción moral y no sólo política.

Algunos autores han resaltado la importancia que tiene en el problema del conocimiento, hasta el punto de indicar que este problema determina todos los demás.

Kant fue pequeño de estatura y de constitución débil, era tímido y escrupuloso hasta hundirse en graves depresiones de desesperación, sin embargo, gracias a su rígida disciplina logró superarse y hacer de sí mismo un hombre alegre y sociable; su método de vida era ordenado y metódico, los dos grandes principios de su ética, la autonomía y la conciencia del deber, se habían encarnado en él mismo.
 
Raras veces salió de su ciudad natal, fue excelente profesor de geografía, física, gracias a los conocimientos adquiridos en las lecturas. Kant permaneció soltero, y a pesar de su constitución débil alcanzó una edad avanzada. A su muerte fue enterrado en el claustro de la catedral de su ciudad.

Obras

Las obras de Kant se agrupan en dos periodos: Precrítico y crítico. El primero va aproximadamente hasta 1790. Kant está todavía en la ciencia y en la filosofía de la Ilustración. Como científico, admira a Newton y en filosofía son sus maestros Leibniz y Wolff. Es la corriente racionalista que se manifiesta en su "Dilucidatio".

Kant tiene por posible la metafísica tal como la conservaron Leibniz y Wolff. Cuando aún no se ha definido el Kant crítico, se le suman "Historia general de la naturaleza y Teoría del cielo" (1755), "La única base posible para una demostración de la existencia de Dios" (1763).

La primera obra de Kant es la "Crítica de la razón pura", cuya primera edición apareció en 1781, y la segunda en 1787, allí trata de establecer los límites y fundamentos de la razón humana.

Luego viene la "Crítica de la razón práctica"(1788), su principal obra de ética en la que estudia el querer y el obrar del hombre.

Luego, en 1790, aparece la "Crítica del juicio" que contiene la estética y la teología kantianas.
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Otras obras importantes son: "Prolegómenos a una metafísica futura"(1783), "Fundamento a la metafísica de las costumbres" (1785); "La religión dentro de los límites de la razón" (1793), "Metafísica de las costumbres" (1797), y "Paz perpetua" (1795). El total de sus escritos supera los ochenta, por ello la importancia de su pensamiento, y a su muerte llegaban ya a 2.000 sus estudios. Todavía en vida, sus escritos, ideas y terminología se pusieron de moda.

Su pensamiento

El aporte filosófico de Kant es tardío, empezando por varios años de silencio, inicia su obra crítica con "La crítica de la razón pura" en 1781, la cual cuenta además con otras dos críticas de la razón pura práctica (1788), y la de la facultad de juzgar (1790).

Estructuralismo

Contexto

El término no hace mucha referencia a una escuela de pensamiento filosófico claramente definida (como la antropología cultural, la lingüística, el marxismo etc.) aunque tiene derivaciones filosóficas de consideración.

La obra de Ferdinand de Saussure (Curso de lingüística general, 1916) es considerada habitualmente como el punto de origen.

Definición

En general, se trata de un modo de afrontar las ciencias humanas que trata de analizar un campo específico como un sistema complejo de partes relacionadas entre sí. Por tanto, en términos amplios y básicos el estructuralismo busca las estructuras a través de las cuales se produce el significado dentro de una cultura. De acuerdo con esta teoría, el significado es producido y reproducido a través de varias prácticas, fenómenos y actividades que sirven como sistemas de significación (estudiando cosas tan diversas como la preparación de la comida y rituales para servirla, ritos religiosos, juegos, textos literarios y no literarios, formas de entretenimiento, etc.).

La novedad que introduce el estructuralismo no es la idea misma de estructura, ya presente de forma continua a lo largo del pensamiento occidental, sino la eliminación en la misma de un concepto central que ordena toda la realidad, como las ideas platónicas.

El iniciador y más prominente representante de la corriente fue el antropólogo y etnógrafo Claude Lévi-Strauss (década de 1940), quien analiza fenómenos culturales como la mitología, los sistemas de parentesco y la preparación de la comida.

Durante los años 1940 y 50, la escena filosófica francesa se caracterizó por el existencialismo, fundamentalmente a través de Sartre, apareciendo también la fenomenología, el retorno a Hegel y la filosofía de la ciencia, con Gastón Bachelard.

Cuando en la década de 1960 Sartre se orienta hacia el marxismo, surge una nueva moda, el estructuralismo. Lévi-Strauss inicia este nuevo movimiento, basándose en las ideas de la etnología. Más tarde le seguirán Lacan en el psicoanálisis, Louis Althusser en el estudio del marxismo y finalmente Michel Foucault.

Cabe destacar que Althusser y Foucault rechazaron la clasificación de su pensamiento dentro del estructuralismo, y en rigor únicamente Lévi-Strauss realizó una reflexión explícita sobre el estructuralismo como método. En cualquier caso, se trata de un alejamiento de perspectivas historicistas o subjetivistas bajo el intento de hallar una nueva orientación para la investigación.

Estructuralismo y literatura

Cuando el estructuralismo se utiliza para examinar la literatura, un estructuralista crítico examinará la estructura de una narración más que su contenido para de esta forma comparar y hallar vínculos y estructuras similares en obras pertenecientes a épocas y culturas diferentes.

Las propuestas metodológicas, inherentes a las explicaciones teóricas de cada uno, autorreflejan una forma distinta de percibir la realidad en las personas y seres humanos. Cabe destacar que el estructuralismo busca cambiar la estructura filosófica.

Características

Piaget ha definido las estructuras a través de 3 características:
Totalidad.- posee más propiedades que elementos
Transformaciones.- posee un equilibrio dinámico
Autorregulación.- sistema de transformaciones autorreguladas por un sistema cerrado

Método Estructuralista

Estaba presente en matemáticas, lógica, física y biología. En psicología se asocia con la "forma" para superar los planteamientos de la teoría asociacionista. Se inspira en la lingüística donde se distingue "lengua" y "habla". Lengua es el sistema de signos de la sociedad ya estipulado y el habla el sistema de signos de cada persona o individuo. La sociedad se estudia como un conjunto de signos destinados a asegurar entre los individuos cierto tipo de comunicación.


Claude Lévi-Strauss



(Bruselas, 1908 - París, 2009) Antropólogo francés. Agregado de filosofía, en 1934 pasó a la Universidad de São Paulo y estudió las culturas indígenas del Mato Grosso y de la Amazonia. En 1941 hubo de exiliarse a EE UU, donde conoció a R. Jakobson, cuyo estructuralismo lingüístico le influyó de manera decisiva. Regresó a Francia en 1948 y fue profesor de religiones comparadas en la Sorbona y de antropología social en el Colegio de Francia (cuyos cursos de 1959-1982 recoge en Palabra dada, 1984). Aplicó el estructuralismo al estudio del parentesco (Las estructuras elementales del parentesco, 1949), a la antropología cultural (Sociología y antropología, 1950; Antropología estructural, 1958 y 1973) y al estudio de las clasificaciones (El pensamiento salvaje, 1962; El totemismo en la actualidad, 1962) y de los mitos (Tristes tópicos, 1955; serie Mitológicas, 1964-1986: Lo crudo y lo cocido, De la miel a las cenizas, El origen de las maneras de mesa, El hombre desnudo y La alfarera celosa). Entre sus últimas publicaciones cabe destacar también Los símbolos y sus dobles (1989) e Historia de Lynx (1991).
Por sus trabajos de campo y por sus estudios teóricos, Claude Lévi-Strauss es considerado el etnólogo contemporáneo más destacado y el padre de la moderna antropología estructuralista. Maestro del estructuralismo social, desarrolló una investigación teórica mucho más amplia que tendía a replantear los fundamentos estructurales del pensamiento en general y a basar las diversas ciencias humanas en la relación entre naturaleza y cultura. En este sentido, su contribución a la cultura filosófica contemporánea es fundamental, al indicar el camino hacia un renovado racionalismo.
Posteriormente publicó Raza y cultura (1952), Antropología estructural (1958), antología de ensayos teóricos sobre conceptos fundamentales del estructuralismo, El totemismo en la actualidad (1962), que desarrolla el discurso del parentesco, y El pensamiento salvaje (1962), que, en cierto modo, concluye toda una fase de reflexión sobre los problemas del arte, del mito, de la religión y, en general, de la función simbólica. En particular, analizando el pensamiento salvaje y estudiando su "lógica" específica (ligada a las cualidades sensibles, a la producción concreta y al símbolo), el autor extrae un elemento fundamental del espíritu humano de cualquier época: por un lado, éste sirve para recuperar el concepto de primitivo y por otro lado indica la necesidad de redescubrir la lógica concreta que la cultura desarrollada ha perdido.

El último período lo dedicó a la temática del símbolo y del mito, con la publicación de Lo crudo y lo cocido (1964), seguido de De la miel a las cenizas (1967) y El origen de las maneras de mesa (1967). Estas obras constituyen una serie de estudios (Mitológicas, en 4 volúmenes) sobre los mitos de las poblaciones sudamericanas, e intentan reconstruir el pensamiento primitivo a través de las contraposiciones simbólicas entre naturaleza y cultura, vistas sobre todo a partir de los alimentos cocidos y crudos, la relación entre la miel (natural) y el tabaco (ligado al mundo sobrenatural) y las formas de comer, integrándose en la investigación global sobre el inconsciente humano que el autor se propuso realizar. Entre sus obras posteriores sobresalieron Antropología estructural II (1973) y La vía de las máscaras (1979).

Idealismo


Término usado inicialmente en el siglo XVII por algunos filósofos para referirse a la filosofía de Platón, en el sentido en que afirma que la verdadera realidad la constituyen las Ideas, y no las cosas materiales.

Con otro significado lo utiliza Kant, para referirse a su propia filosofía, a la que denomina Idealismo trascendental. En este sentido, el idealismo consiste en la afirmación de que el Espacio y el Tiempo no tienen existencia independientemente de la subjetividad humana (de la que son formas puras a priori de la sensibilidad).

El término, no obstante, ha quedado asociado sobre todo a la filosofía de Hegel quien, al postular la unidad especulativa de los opuestos (finito/infinito, objeto/sujeto) como estructura dialéctica de lo Absoluto, niega realidad independiente a lo finito, al objeto, que, estando destinado a devenir otro, no puede gozar de existencia autónoma como tal, lo que conlleva aceptar su idealidad, en cuanto mero momento en el desarrollo de lo Absoluto.es la familia de teorías filosóficas que afirman la primicia de las ideas o incluso su existencia independiente. Un sinónimo es el in-materialismo  Del idealismo existen dos variantes principales: el objetivo y el subjetivo.1 El idealismo filosófico, por lo tanto, afirma que la realidad que se encuentra fuera de la propia mente, no es cognoscible en sí misma, ya que el objeto del conocimiento humano siempre es construido por la actividad cognoscitiva.
Variantes y características

Idealismo objetivo

El idealismo objetivo sostiene que las ideas existen por sí mismas y que sólo podemos aprenderlas o descubrirlas. Representantes del idealismo objetivo son: Platón (realismo idealista o platónico), Leibniz, Hegel, Bolzano, Dilthey y Frege.

Idealismo subjetivo

El idealismo subjetivo sostiene que las ideas sólo existen en la mente del sujeto: que no existe un mundo externo autónomo. Representantes del idealismo subjetivo son: Descartes (en ocasiones), Berkeley, Kant, Fichte, Mach, Cassirer y Collingwood.

La principal característica del idealismo subjetivo es que todo gira alrededor del sujeto cognoscente (ser pensante que realiza el acto del conocimiento). Y existen, a su vez, dos variantes. La versión radical sostiene que el sujeto construye el mundo: no existen cosas por sí mismas sino que sólo existen cosas para nosotros (constructivismo). Según esta concepción, la naturaleza no tiene existencia independiente. En cambio, la versión moderada «afirma que las cosas son del color del cristal con que se miran».

La ciencia y la tecnología no interfieren en el idealismo, pues ambas dependen sobre todo de la percepción del mundo exterior para modificarlo conforme al conocimiento. Donde la percepción en sí, no es ninguna temática contraria al idealismo.

El simple aserto de que las ideas son importantes no lo califica de idealista. Casi todos los materialistas y realistas admiten la existencia e importancia de las ideas, solamente niegan su autoexistencia.


Platón



Platón nació hacia el año 428 a. C. en Atenas o Egina en el seno de una familia aristocrática ateniense. Era hijo de Aristón, quien se decía descendiente de Codro, el último de los reyes de Atenas, y de Perictione, cuya familia estaba emparentada con Solón; era hermano menor de Glaucón y de Adimanto, hermano mayor de Potone (madre de Espeusipo, su futuro discípulo y sucesor en la dirección de la Academia) y medio-hermano de Antifonte (pues Perictione, luego de la muerte de Aristón, se casó con Pirilampes y tuvo un quinto hijo). Critias y Cármides, miembros de la dictadura oligárquica de los Treinta Tiranos que usurpó el poder en Atenas después de la Guerra del Peloponeso, eran, respectivamente, primo y tío de Platón por parte de su madre. En consonancia con su origen, Platón fue un acérrimo anti-demócrata (véanse sus escritos políticos: República, Político, Leyes); con todo, ello no le impidió rechazar las violentas acciones que habían cometido sus parientes oligárquicos y rehusar participar en su gobierno.

Espeusipo, sobrino de Platón, elogia la rapidez mental y la modestia que tuvo de niño, así como su amor por el estudio. En su juventud se habría interesado por artes como la pintura, la poesía y el drama; de hecho, se conserva un conjunto de epigramas que suelen ser aceptados como auténticos, y la tradición refiere que había escrito o tenía interés en escribir tragedias, afán que habría abandonado al comenzar a frecuentar a Sócrates (nótense las duras críticas que Platón hace de las artes en República, fundamentando su parcial expulsión del Estado ideal). También, según se ve en su teoría educativa, siempre se interesó por la gimnasia y los ejercicios corporales, y ciertas fuentes refieren que se habría dedicado a las prácticas atléticas; habría participado asimismo de algunas batallas de la Guerra del Peloponeso y de la Guerra de Corinto, pero no hay información al respecto más que simples menciones del caso.

En cuanto a su formación intelectual temprana, Aristóteles refiere que, antes de conocer a Sócrates, Platón había tratado con el heraclíteo Crátilo y sus ideas de que todo lo sensible está en devenir y, por tanto, de que no es posible el conocimiento científico acerca de ello; pero que luego, influido por Sócrates y su enseñanza e insistencia en inquirir y definir qué es cada cosa para poder hablar de ella con propiedad, se convenció de que había realidades cognoscibles y, por tanto, permanentes, y decidió que no eran sensibles -el ámbito de lo que siempre deviene y nunca es- sino de naturaleza inteligible. Éste es, según Aristóteles, el origen de la teoría de las Ideas, y su información nos permite reconstruir algo del itinerario biográfico-intelectual de Platón.

Según Diógenes Laercio, Platón conoció a Sócrates a la edad de 20 años, aunque el historiador W. K. C. Guthrie se muestra convencido de que ya lo frecuentaba con anterioridad. De cualquier modo, puede acordarse en que el primer encuentro se produjo entre el 412 y el 407 (es decir, entre los quince y los veinte años de Platón). A partir de allí, fue uno de los miembros más cercanos del círculo socrático hasta que en 399, Sócrates, que contaba unos setenta años, fue condenado a la pena de muerte por el tribunal popular ateniense, acusado por los ciudadanos Ánito y Meleto de "impiedad" (es decir, de no creer en los dioses o de ofenderlos) y de "corromper a la juventud". La Apología nos muestra a Sócrates frente al tribunal, ensayando su defensa y acusando a sus opositores de la injusticia que estaban cometiendo contra él; luego de ser declarado culpable, Sócrates menciona a un grupo de amigos que están en la tribuna, entre ellos Platón. Sin embargo, Platón mismo hace que Fedón diga, en el diálogo que lleva su nombre y al referir a Equécrates la tarde última de Sócrates con sus amigos antes de beber la cicuta, que "Platón estaba enfermo, creo". A propósito de su ausencia, W. K. C. Guthrie escribe: "Juzgarlo de forma desfavorable por ello sería injusto, ya que no sólo debemos esa circunstancia a Platón mismo, sino que el conjunto del Fedón, por no decir nada de otros diálogos, deja fuera de toda duda la indudable realidad y la fuerza de su devoción a Sócrates. Sus sentimientos pudieron haber sido tan intensos que no fuera capaz de soportar el espectáculo de ser testigo de la muerte real del mejor, el más sabio y el más justo de los hombres que conoció".

Luego de la pérdida de Sócrates, Platón, que tenía sólo veintiocho años, se retiró con algunos otros de los discípulos de su maestro a Mégara, Sicilia, a la casa de Euclides (socrático, fundador de la escuela megárica). De allí habría viajado a Cirene, donde se reunió con el matemático Teodoro (personificado en el Teeteto) y con Arisitipo (socrático también, fundador de la escuela cirenaica) y a Egipto, aunque estos dos últimos viajes son puestos en duda por muchos especialistas. Se tienen por más seguros, en cambio, los viajes a Italia y a Sicilia, no sólo porque hay más testimonios, sino por la decisiva Carta VII, en base a la cual se reconstruye el resto de sus travesías. En su viaje a Italia habría tenido contacto con eléatas y pitagóricos, dos de las principales influencias que acusan sus obras, en especial con Filolao, Eurito y Arquitas de Tarento, quien era, a la vez, político y filósofo en su pólis. En el 387 viajó por primera vez a Sicilia, a la poderosa ciudad de Siracusa, gobernada por el tirano Dionisio; allí conoció a Dión, el cuñado de Dionisio, por quien se sintió poderosamente atraído y al que transmitió las doctrinas socráticas acerca de la virtud y del placer. Según un relato tradicional, al final de su visita, Platón habría sido vendido como esclavo por orden de Dionisio y rescatado por el cirenaico Anníceris en Egina, pólis que estaba en guerra com Atenas.

A la vuelta de Sicilia, se estima que al poco tiempo, Platón compró una finca en las afueras de Atenas, en un emplazamiento dedicado al héroe Academo, y fundó allí la Academia, que funcionó como tal ininterrumpidamente hasta el año 86 a.C. al ser destruida por los romanos, siendo restituida y continuada por los platónicos hasta que en 529 d. C. fue cerrada definitivamente por Justiniano I, quien veía en las escuelas paganas una amenaza para el cristianismo y ordenó su erradicación completa. Numerosos filósofos se formaron en esta milenaria Academia, incluyendo el mismo Aristóteles durante la dirección de Platón, junto a quien trabajo alrededor de veinte años, hasta la muerte de su maestro. Vale la pena recordar cierta descripción de W. K. C. Guthrie respecto de la Academia: "...No se parece en nada a ninguna institución moderna (...) Los paralelos más cercanos son probablemente nuestras antiguas universidades (...) con las características que han heredado del mundo medieval, en particular sus conexiones religiosas y el ideal de la vida en común (...) La santidad del lugar era grande, y se celebraban otros cultos allí, incluidos los de la misma Atenea. Para formar una sociedad que tuviera su tierra y sus locales propios, como hizo Platón, parece que era un requisito legal el registrarla como thíasos, es decir, como asociación de culto dedicada al servicio de alguna divinidad. Platón eligió a las Musas, que ejercían el patronazgo de la educación (...) Las comidas en común eran famosas por su combinación de alimentos sanos y moderados con una conversación que valía la pena recordar y anotar. Se cuenta que un invitado dijo que los que habían cenado con Platón se sentían bien al día siguiente". En la Academia, que no aceptaba personas sin conocimientos matemáticos previos, se impartían enseñanzas sobre distintas ciencias (aritmética, geometría, astronomía, harmonía, puede que también ciencias naturales) a modo de preparación para la dialéctica, el método propio de la inquisición filosófica, la actividad principal de la institución; asimismo, también era principal actividad, en consonancia con lo expresado en República, la formación de los filósofos en política, de modo que fueran capaces de legislar, asesorar e incluso gobernar (se sabe de varios platónicos que, luego de estudiar en la Academia, se dedicaron efectivamente a estas actividades).

Platón también recibió influencias de otros filósofos, como Pitágoras, cuyas nociones de armonía numérica y geomatemáticas se hacen eco en la noción de Platón sobre las Formas; también Anaxágoras, quien enseñó a Sócrates y que afirmaba que la inteligencia o la razón penetra o llena todo; y Parménides, que argüía acerca de la unidad de todas las cosas y quien influyó sobre el concepto de Platón acerca del alma.

Platón murió en el 347 a. C., a los 80/81 años de edad, dedicándose en sus últimos años de vida a impartir enseñanzas en la academia de su ciudad natal.

Existencialismo

Existencialismo es el nombre que se usa para designar a una corriente filosófica o de pensamiento considerada desde el positivismo como de "corte irracionalista" que tuvo su origen en el siglo XIX y se prolongó más o menos hasta la segunda mitad del siglo XX, aunque el existencialismo en sí atraviesa a toda la historia de la humanidad (por ejemplo en la sumeria Epopeya de Gilgamesh se encuentran planteos llenos de angustia, esperanza, duelo, melancolía, anhelos de eternidad que luego reiterará siempre el existencialismo) ya que sus temas son los capitales de cada ser humano y de todo el conjunto de la humanidad. No se trata de una escuela homogénea ni sistematizada, y sus seguidores se caracterizan principalmente por su reacción contra la filosofía tradicional. Estos filósofos se centraron en el análisis de la condición de la existencia humana, la libertad y la responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la vida.
Uno de sus postulados fundamentales es que en el ser humano "la existencia precede a la esencia" (Sartre), es decir, que no hay una naturaleza humana que determine a los individuos, sino que son sus actos los que determinan quiénes son, así como el significado de sus vidas. El existencialismo defiende que el individuo es libre y totalmente responsable de sus actos. Esto incita en el ser humano la creación de una ética de la responsabilidad individual, apartada de cualquier sistema de creencias externo a él. En líneas generales el existencialismo busca una ética que supere a las moralinas y prejuicios; en esto al observador neófito puede resultarle contradictorio ya que la ética que busca el existencialismo es una ética universal, válida para todos los seres humanos, que muchas veces no coincide con los postulados de las diversas morales particulares de cada una de las culturas preexistentes.

Historia
El existencialismo tiene sus antecedentes en el siglo XIX en el pensamiento de Søren Kierkegaard y Friedrich Nietzsche. También, aunque menos directamente, en el pesimismo de Arthur Schopenhauer, así como en las novelas de Fiódor Dostoyevski. En el siglo XX, entre los filósofos más representativos del existencialismo se encuentran Martin Heidegger, Karl Jaspers, Jean-Paul Sartre, Miguel de Unamuno1 , Simone de Beauvoir y Albert Camus.2

Sin embargo el existencialismo recién toma nombre en el siglo XX y particularmente tras las terriblemente traumáticas experiencias que vivió la humanidad durante la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, durante estos dos conflictos (que podrían ser calificados por una parte casos extremos de la estupidez que puede tener la humanidad y por la otra -concordando con Hannah Arendt- las formas en los que la violencia interhumana llega a su apogeo con una banalización del mal) surgieron los pensadores que en el a posteriori se preguntaron explícitamente "¿qué sentido tiene la vida?"; "¿para o por qué existe el ser?"; "¿existe la libertad total?".

Desarrollo en el siglo XX

El existencialismo nace como una reacción frente a las tradiciones filosóficas imperantes, tales como el racionalismo o el empirismo, que buscan descubrir un orden legítimo dentro de la estructura del mundo observable, en donde se pueda obtener el significado universal de las cosas. En los años 1940 y 50, existencialistas franceses como Jean-Paul Sartre, Albert Camus y Simone de Beauvoir dieron a conocer escritos académicos y/o de ficción que popularizaron temas existenciales del tipo de la libertad, la nada, el absurdo, entre otros. Walter Kaufmann describió al existencialismo como "el rechazo a pertenecer a cualquier escuela de pensamiento, el repudiar la adecuación a cualquier cuerpo de creencias, y especialmente de sistemas, y una marcada insatisfacción hacia la filosofía tradicional, que se marca de superficial, académica y alejada de la vida".

Es la filosofía de la existencia, el movimiento filosófico y humanístico europeo, identificado por la concepción según la cual "la existencia precede a la esencia" (Jean-Paul Sartre), y que se popularizó a partir de la crisis y crítica social y moral, a raíz de los estragos y dramas sociales y filosóficos ocasionados por las grandes guerras europeas del siglo XX, especialmente, la segunda guerra mundial.

Al existencialismo se le ha atribuido un carácter vivencial, ligado a los dilemas, estragos, contradicciones y estupidez humana. Esta corriente filosófica discute y propone soluciones a los problemas más propiamente inherentes a la condición humana, como el absurdo de vivir, la significancia e insignificancia del ser, el dilema en la guerra, el eterno tema del tiempo, la libertad, ya sea física o metafísica, la relación dios-hombre, el ateísmo, la naturaleza del hombre, la vida y la muerte. El existencialismo busca revelar lo que rodea al hombre, haciendo una descripción minuciosa del medio material y abstracto en el que se desenvuelve el individuo (existente), para que éste obtenga una comprensión propia y pueda dar sentido o encontrar una justificación a su existencia. Esta filosofía, a pesar de los ataques provenientes con mayor intensidad de la religiosidad cristiana del siglo XX, busca una justificación para la existencia humana. El existencialismo, de acuerdo a Jean-Paul Sartre, dice que en naturaleza humana la existencia precede a la esencia (lo que para algunos es un ataque a dogmas religiosos), pensamiento iniciado por Aristóteles y proseguido en Sartre, quien indica que los seres humanos primero existimos y luego adquirimos esencia; es decir, sólo existimos y mientras vivimos, vamos aprendiendo de los demás humanos que han inventado cosas abstractas, desde Dios hasta la existencia de una esencia humana previa, el humano entiende Sartre se libera en cuanto se realiza libremente y esa es su esencia, su esencia parte desde sí para-sí .

Kierkegaard

El filósofo danés Søren Kierkegaard cuya influencia fue primordial para el desarrollo del existencialismo
El antecedente más importante del existencialismo fue el filósofo danés Søren Kierkegaard (1813-1855). Kierkegaard es considerado por muchos como el primer filósofo existencialista en la historia de la filosofía. De hecho, él inventó el término “existencialista” (aunque parece no haberlo usado para referirse a sí mismo). Hay tres rasgos que hacen que lo podamos considerar como un filósofo existencialista: 1) su individualismo moral; 2) su subjetivismo moral; 3) su idea de angustia.

En contra de la tradición filosófica, que sostiene que el bien ético más alto es el mismo para todos, Kierkegaard afirmaba que el bien más alto para el individuo es encontrar su propia vocación. Él decía: “Debo encontrar una verdad que sea verdadera para mí... la idea por la que pueda vivir o morir”. La idea que está detrás es que uno debe escoger su propio camino sin la ayuda de normas o criterios universales u objetivos. Se ha llamado a esta posición individualismo moral. En contra de la posición tradicional de que el juicio moral involucra (o debe involucrar) una norma objetiva de corrección o incorrección, Kierkegaard sostiene que no se puede encontrar una base objetiva o racional en las decisiones morales. La única base de una filosofía con significado es el “individuo existente” (“situado”, podríamos añadir); la filosofía no tiene que ver con una contemplación imparcial (objetiva) del mundo ni de descifrar la “verdad”. Para él, verdad y experiencia están ligadas y hay que abandonar la idea de que la filosofía es una especie de ciencia exacta y pura.

Posteriormente, los existencialistas seguirían a Kierkegaard al enfatizar la importancia de la acción individual al decidir sobre asuntos de moralidad y de verdad. La experiencia personal y actuar de acuerdo con convicciones propias es esencial para llegar a la verdad. El entendimiento que de una situación tiene el agente involucrado es superior al de un observador desinteresado. Los existencialistas pondrán énfasis en la perspectiva subjetiva (lo que permite que podamos llamarlos, en cierto sentido, subjetivistas). Esto hace que sean filósofos asistemáticos. Se oponen a la existencia de principios racionales, objetivos y universalmente válidos (como los que proponía Kant). En cierto sentido, los existencialistas, a partir de Kierkegaard, son “irracionalistas”: no porque nieguen el papel del pensamiento racional, sino porque creen que las cosas más importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia.

empirismo

El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los conceptos y éstos encuentran en lo sensible su justificación y su limitación.

El término «empirismo» proviene del griego έμπειρία, cuya traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabra experiencia.

El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre todo en el Reino Unido desde la Baja Edad Media. Suele considerarse en contraposición al llamado racionalismo, más característico de la filosofía continental. Hoy en día la oposición empirismo-racionalismo, como la distinción analítico-sintético, no suele entenderse de un modo tajante, como lo fue en tiempos anteriores, y más bien una u otra postura obedece a cuestiones metodológicas y heurísticas o de actitudes vitales más que a principios filosóficos fundamentales. Respecto del problema de los universales, los empiristas suelen simpatizar y continuar con la crítica nominalista iniciada en la Baja Edad Media.

En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían a través de su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier utilidad.

Historia:
Antiguas formas de empirismo incluyen las labores epistemológicas de Buda en oriente. Sin embargo, aquí se considera la evolución de las actitudes filosóficas occidentales.
Edad Antigua:

En la Antigüedad clásica existía una clara separación entre:
El conocimiento por la experiencia y su resultado: la técnica y el trabajo productivo. Lo que se ha entendido históricamente como "artes" y "oficios".
El ideal del conocimiento teórico que comprende dos ámbitos:
La ciencia: Entendida ésta como un conocimiento universal y necesario. Trata del saber de las últimas causas y de los primeros principios, lo que hoy se entendería como el fundamento de la realidad, la metafísica.4
La praxis: Como ideal del conocimiento práctico que dirige la acción hacia el logro del bien y la felicidad, que a su vez se desenvuelve en dos ámbitos:
La consecución del bien individual, la felicidad como Ética
La consecución del bien común social, la política.

En la Antigüedad clásica el conocimiento teórico y práctico, como saber universal y necesario, ideal del «saber» es independiente de la experiencia, y constituye la Sabiduría. La máxima expresión como conocimiento de la verdad, como ciencia, es la Metafísica y el modelo ideal de vida el más cercano posible a la felicidad, como ética, constituyen el ideal del sabio.

Esta separación del conocimiento y la acción práctica respecto a la producción de bienes materiales responde a una tradición aristocrática y guerrera de la nobleza o clase dominante. Las artes y los oficios eran propios de esclavos o comerciantes, pero la «sabiduría» (filosofía) era lo propio de la nobleza y de los hombres libres.

En la Atenas clásica ya apareció una doble actitud de pensamiento que se va a mantener a lo largo de toda la Historia de la filosofía en occidente y que hoy caracterizamos básicamente como racionalismo y empirismo. En realidad responden a dos actitudes y modos de concebir la función del pensamiento y el sentido de la vida.

Los primeros en mantener una actitud claramente empirista fueron los sofistas quienes negaron las especulaciones racionalistas sobre el mundo natural común a sus predecesores, presocráticos y, sobre todo, Platón; por el contrario se preocuparon "en tan relativas entidades como el hombre y la sociedad".  El valor de la verdad queda restringido al valor concreto de la experiencia y el ejercicio del poder, bien sea individual (moral) o social (política).

Este empirismo se interesa por la retórica en el dominio del lenguaje como instrumento esencial para la vida política ateniense y el ejercicio del poder.

Aristóteles

Aristóteles proclamó la importancia de la inducción basada en la experiencia.

Tal vez sea Aristóteles quien mejor expresó el valor del conocimiento de la experiencia, por más que lo considerara sometido al supremo valor de lo teórico. En su Metafísica (982b 11-32), Aristóteles concibe al conocimiento como un proceso:
Se parte de lo común con los animales dotados de sensación y memoria y, por tanto, con experiencia; es la acumulación de experiencia lo que a los hombres hace «expertos».
Más perfecto es el conocimiento de dicha experiencia unida a la reflexión, lo que convierte a los hombres en “artesanos”; lo que hoy denominaríamos técnicos (médicos, arquitectos, estrategas, etc.)
La perfección de la función racional humana se manifiesta en la suprema facultad de elevarse a los fundamentos de dichos conocimientos a través de las causas hasta los primeros principios; es en esto en lo que el hombre se asemeja a los dioses, el saber de una Ciencia primera, entendida hasta el siglo XVIII como Metafísica. Esto solo es posible en la medida en que una sociedad tiene asegurados los bienes materiales, y por tanto puede dedicar a los «hombres libres» a la «inutilidad» del pensamiento en búsqueda de la verdad de la ciencia.

De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en busca del conocimiento, y no por ninguna utilidad. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna utilidad sino que así como llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así consideramos a ésta como la única ciencia libre, pues ésta sola es para sí misma. Por eso también su posesión podría con justicia ser considerada impropia del hombre. Pues la naturaleza humana es esclava en muchos aspectos; de suerte que según Simónides, «sólo un Dios puede tener tal privilegio, aunque es indigno de un varón buscar la ciencia a Él proporcionada.»
Aristóteles, Metafísica, 982b 11-32

Aristóteles es propiamente un filósofo de tipo racionalista como no podía ser menos en un discípulo aventajado de Platón; admite un conocimiento metafísico del ente en cuanto tal; es el fundador de un sistema lógico que garantiza que, si se parte de verdades y se razona correctamente, se llegará a nuevas verdades,13 tal como define la forma argumentativa por excelencia, el silogismo, partiendo de la capacidad del entendimiento para llegar al conocimiento verdadero e intuitivo de los principios y la intuición de las esencias como formas sustanciales de las cosas.

Sin embargo, Aristóteles también es el primero que reflexiona sobre el valor del conocimiento por la experiencia y los razonamientos inductivos, es decir al conocimiento científico como «observación de la naturaleza»: biología, medicina, etc.

Helenismo greco-romano

La influencia de los artesanos en la elaboración de teorías, o mejor dicho normas generales, más o menos científicas para la práctica de la construcción, la agricultura, la navegación, la medicina, etc., siempre estuvo presente, sobre todo en el helenismo, Alejandría y durante el Imperio romano donde las «artes» tuvieron una importancia enorme en las construcciones civiles, no solo en las ciudades, sino en la construcción de carreteras, puentes y obras hidráulicas.

Hipócrates de Cos, (siglo V a. C.) pasa por ser el padre de la medicina, por el cambio de orientación que hasta entonces tenía la tradición sobre todo egipcia, ligada a la magia y a lo sagrado. Es el primero que elabora una teoría general sobre lo que es la salud y la enfermedad en relación con un concepto determinado de hombre.

Son nombres relevantes de la cultura clásica, además de los citados: Arquímedes, siglo III a. C., un auténtico teórico y práctico de la lógica empírica,15 Vitrubio, siglo I a. C., el primero en hacer un tratado de arquitectura y urbanismo y en medicina Galeno, siglo II d. C.

Los conceptos y la experiencia

Epicuro (siglo IV a. C.) fue el filósofo griego fundador del epicureísmo.

Los griegos separaron el conocimiento de la razón, que conoce por conceptos aplicables a multitud de objetos como conocimiento universal, del mero conocimiento de la experiencia que conoce por los sentidos únicamente lo individual y concreto.

Cómo se entienda qué son los conceptos y su relación con lo sensible y ambos en su relación con la realidad es el fundamento de estas dos actitudes que consideramos los antecedentes del racionalismo y el empirismo.
En la medida en que tales conceptos representan la "esencia" inmutable de las cosas, las formas de la sustancia, el conocimiento adquiere un sentido Universal y necesario, y por ello es un conocimiento objetivo y hace posible el conocimiento científico. Tal es el fundamento de la actitud racionalista. El lenguaje, entonces, en la medida en que es capaz de representar los conceptos como verdaderos en un lenguaje “apofántico”, como decía Aristóteles, manifiesta en su contenido fielmente la realidad como verdad.
En la medida en que el concepto esté más cercano y dependa más de la experiencia sensible, el conocimiento ofrece únicamente un conocimiento cuya verdad descansa en el caso individual y concreto y está sujeta a la subjetividad del individuo que tiene la experiencia. Los conceptos y su referente en el lenguaje, las palabras, son algo convencional, generalizaciones de la experiencia individual compartida con los miembros de una sociedad cultural que hace posible la comunicación mediante el lenguaje.

Los conceptos para el empirismo no son una garantía de conocimiento objetivo y por tanto la ciencia tiene solamente un valor relativo y justificado en la generalización de las experiencias comunes, convencionalmente representadas en los conceptos y el lenguaje.

«El hombre es la medida de todas las cosas», es la frase que viene a resumir esta tendencia. Se atribuye a Protágoras uno de los notables sofistas con quien Sócrates, (Platón), sostiene controversia. Nombre que queda históricamente consagrado por dar título a uno de los más conocidos “Diálogos” de Platón.16

La tradición más racionalista está representada por el pensamiento metafísico griego y la tradición más ligada a la tradición cristiana en Occidente: los presocráticos, Pitágoras, Platón y Aristóteles y sobre todo el platonismo y el neoplatonismo, pues en último término este pensamiento remite a un primer principio, que los cristianos refieren a Dios.

La tradición más empirista está representada por los sofistas y los escépticos, pero cada escuela (Estoicismo, Cinismo, Epicureísmo, Pirronismo) y cada momento histórico tiene sus respectivos representantes con diversos matices más o menos cercanos al empirismo o al racionalismo.

Ptolomeo, el creador de la concepción geocéntrica del universo, representa un ejemplo interesante del empirismo en la antigüedad. Heredero de la concepción del Universo dada por Platón y Aristóteles, su método de trabajo difirió notablemente del de éstos, pues mientras Platón y Aristóteles dan una cosmovisión del Universo, Ptolomeo es un empirista. Su trabajo consistió en estudiar la gran cantidad de datos existentes sobre el movimiento de los planetas con el fin de construir un modelo geométrico que explicase dichas posiciones en el pasado y fuese capaz de predecir sus posiciones futuras.

Edad Media

En Occidente la caída del Imperio romano deja todo el saber refugiado en los monasterios y queda restringido prácticamente al control y poder de la Iglesia. El pensamiento cristiano adoptó durante la antigüedad y toda la Alta Edad Media el platonismo y neoplatonismo por ser el pensamiento que mejor se adaptaba a su creencia en un Dios único y creador del mundo conforme a unas Ideas (Divina Providencia), y concedía un sentido trascendente a la vida del ser humano, con otra vida que ha de ser juzgada por Dios.

A partir del siglo XI, por medio de los árabes se recupera el aristotelismo en occidente. Son pensadores importantes en este proceso Alkindi, Avicena, Averroes, Alhazen, Avempace y de especial trascendencia cultural la Escuela de Traductores de Toledo.

La polémica suscitada en la Universidad de París por Roscelino y Pedro Abelardo sobre la realidad de los conceptos universales supuso un nuevo interés por las cuestiones lógicas y en lo que va a constituir el nominalismo, una de las cuestiones que mayor influencia va a tener en la «valoración de la experiencia».

Esta revalorización de la experiencia y la «importancia del conocimiento individual» se producen a partir del siglo XIII, sobre todo por la orden franciscana y la Universidad de Oxford.

Los franciscanos subrayan la importancia de lo individual, y valoran la experiencia del mundo como valor del conocimiento en cuanto tal, que no impide sino que ilumina y acerca el sentido de la vida hacia Dios reconociendo el valor del conocimiento de la Naturaleza como obra de Dios. Los pensadores más significativos de esta corriente son Roger Bacon, Duns Scoto, y sobre todo Guillermo de Ockham.

En contraposición los dominicos (Universidad de París) subrayaron un realismo moderado, manteniendo la importancia de los universales; Tomás de Aquino. dominico, promueve un aristotelismo cristiano que tanta influencia ha tenido en la historia de la Iglesia.
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El nominalismo y la «navaja de Ockham». Crítica de la teoría aristotélica del movimiento

El llamado nominalismo supone un sentido crítico sobre el valor de los conceptos, y el sentido del lenguaje.

Frente a los argumentos aristotélicos clásicos «cualitativos» o esenciales, y el mundo de las «entidades» que se introducen como conceptos en dichos argumentos,Ockham establece un principio que ha pasado a la historia como la navaja de Ockham o principio de parsimonia: «Non sunt multiplicanda entia sine necessitate» (no se han de multiplicar las entidades sin necesidad), o lo que equivale a valorar las explicaciones más sencillas y cercanas a la experiencia, antes que recurrir a especulaciones arbitrarias e imaginativas.

Por otro lado, en París, Nicolás de Oresme critica la teoría del movimiento aristotélica y mediante relación de cantidades mediante tablas, se estudia el movimiento relacionando los espacios recorridos y el tiempo que se tarda en recorrer dicho espacio, intuyendo el concepto de velocidad y aceleración, tan importante para establecer las condiciones experimentales del movimiento; clasifican éstos como, "uniforme", "disforme" y "uniformemente disforme". Y es el antecedente más próximo al estudio del movimiento mediante «cantidades relacionadas matemáticamente», fundamento del progreso de la ciencia del siglo XVI y XVII y del concepto de análisis matemático.

Jean Buridan y su «teoría del impetus» analiza el «momentum» o permanencia del movimiento después de que haya actuado la causa que lo produce, como ocurre en el caso de los proyectiles. Es el antecedente más importante de lo que en la ciencia moderna va a ser el principio de inercia.
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Renacimiento

El paso al heliocentrismo por la revolución de Copérnico fue determinante para desplazar definitivamente la física «cualitativa» aristotélica y avanzar hacia una ciencia física «cuantitativa», fuertemente apoyada en la medición y las matemáticas.

Los grandes descubrimientos, (brújula, pólvora, imprenta, las Indias occidentales), han ensanchado enormemente el mundo conocido hasta entonces y los modos de organización social y la transmisión de la cultura a través de los libros.

Este proceso renovador avanza de manera espectacular en el Renacimiento, siendo de especial importancia la sustitución del ábaco por el algoritmo en las operaciones esenciales para el cálculo. Esto se hace posible tras la aportación árabe del sistema de numeración decimal, introduciendo el cero, ya conocido en la India y por los mayas, y los grafos numéricos actuales, que hicieron posible confeccionar tablas de operaciones aritméticas y sobre todo ampliar los campos del cálculo, esencial para el comercio que en esta época cultiva la burguesía de las ciudades.

El saber se independiza en las ciudades del control de la Iglesia y a través de la influencia de artistas y artesanos, sobre todo la arquitectura para las nuevas construcciones de las ciudades y la metalurgia esencial para las nuevas «artes de la guerra» por la aplicación de la pólvora. La experiencia como fuente de conocimiento adquiere un valor social que hasta entonces no había tenido.

El hecho del descubrimiento de las «Indias Occidentales» plantea el tema de la redondez de la tierra a la vez que el heliocentrismo27 toma cuerpo de hipótesis científica con el libro de Copérnico. El heliocentrismo pone en cuestión y profundiza la crisis de la concepción medieval del mundo y la física aristotélica.

El poder social de la nobleza va a ir pasando a una clase social nueva, la burguesía, y a encontrar un nuevo fundamento en el dinero. Dinero al que tienen que recurrir los reyes mediante el préstamo de los banqueros para mantener un ejército basado en la pólvora y no en las «armas de los caballeros».

El cambio de mentalidad que supuso el Renacimiento, el Humanismo, no acepta el «argumento de autoridad», y tanto los artistas como los investigadores y pensadores reclaman libertad, lo que facilitó en gran manera el hecho de valorar la experiencia y la experimentación como fuente de conocimiento. El conocimiento adquiere con esto un valor nuevo: «conocer para dominar la naturaleza».

Leonardo da Vinci no pudo ir a la universidad por ser hijo ilegítimo, por lo que a veces era tratado, por algunos, de «inculto» por no saber latín:

Soy completamente consciente de que hay gente presuntuosa que cree tener razón en desacreditarme por no ser un hombre culto ¡Qué locos! [...] No saben que mis materiales tienen más valor porque derivan de la experiencia antes que de las palabras de otros, y la experiencia es la maestra de quienes han escrito con acierto.
Leonardo da Vinci, Códice Atlántico, folio 327v.

Hablar del Renacimiento es hablar de Leonardo da Vinci28 Miguel Ángel, etc. que si no fueron específicamente científicos significaron la apertura del espíritu hacia nuevos conceptos. Luis Vives, Erasmo, etc. significaron la superación del criterio de Autoridad que tanto limitaba el horizonte del conocimiento en su dependencia de la fe y de una Autoridad como la Iglesia que controlaba cualquier desviación de lo «establecido».

Edad Moderna

René Descartes, padre del racionalismo moderno.

La filosofía aristotélica tradicional entra profundamente en crisis a partir de la teoría heliocéntrica del universo y de los progresos que la ciencia está obteniendo aplicando métodos nuevos de investigación. De especial relevancia es el método «resolutivo-compositivo» de Galileo.

La ciencia intenta «descubrir las leyes que rigen la naturaleza para dominarla». ¿Cómo es posible llegar a conocer desde la experiencia las leyes generales del comportamiento de la naturaleza?
Dos modelos de método de investigación: Francis Bacon y Descartes
Dos modelos de pensamiento filosófico y valoración del conocimiento: Racionalismo y Empirismo propiamente dichos.

Es en este campo filosófico de oposición racionalismo-empirismo en el que frecuentemente se sitúa el empirismo en cuanto tal. Se restringe incluso al titulado «empirismo inglés» (Francis Bacon, Hobbes, Locke, Berkeley, Hume), en oposición al «racionalismo conti­nental» (Descartes, Malebranche, Spinoza, Leibniz, Christian Wolff).

En esta oposición el problema se viene a reducir a la admisión de la existencia o no existencia de las ideas innatas.

Según Descartes el entendimiento se funda en intuiciones evidentes puestas por Dios en la naturaleza humana, como ideas innatas o principios del pensar, a partir de las cuales es posible establecer unas relaciones lógicas entre las ideas recibidas de la experiencia.
Este modo de pensar relacionando ideas mediante el análisis ha dado enormes frutos en el progreso habido durante los últimos años en el cálculo matemático para el descubrimiento y descripción de las leyes de la naturaleza y sus aplicaciones a la ciencia empírica, la Física como ciencia moderna y la astronomía sobre todo.

Tras el desarrollo del cálculo habido ya en el Renacimiento, y el desarrollo del álgebra por Simon Stevin, François Viète, Gerolamo Cardano y otros, se hace posible el cálculo del movimiento de los proyectiles por Tartaglia; del movimiento de caída de los «graves» Galileo; el estudio de la variación de presión por la altura Torricelli; el estudio de las presiones y el descubrimiento de la prensa hidráulica y cálculo de probabilidades Pascal; la predicción del movimiento de los planetas Kepler. Y la culminación de este proceso se da en el seno del racionalismo con el propio Descartes, Pascal, Leibniz y Newton. Estos dos últimos, con el descubrimiento del cálculo infinitesimal, abrieron enormes perspectivas en la matematización y cálculo de funciones continuas aplicables a tantos procesos de cambio continuo en la naturaleza, siendo finalmente la obra de Newton todo un compendio de lo que vino a significar la ciencia física durante los siguientes siglos.

Sobre el modelo de este proceso de reflexión matemática Descartes propone su método de investigación científica; una ciencia que garantiza la verdad por la sucesión de evidencias con certeza que se establecen siguiendo las reglas del método.

Estas verdades así establecidas se corresponden con la realidad del mundo porque una de las principales ideas innatas es la idea de Dios como ser Perfecto y Bueno, que no puede engañarse ni engañarnos.

Son los racionalistas principales: Descartes, Spinoza, Malebranche, Leibniz, Wolff, Pascal y el grupo de Port Royal en Francia.

El empirismo inglés


John Locke (1632-1704), el más influente empirista inglés.

John Locke responde al racionalismo continental, defendido por René Descartes, escribiendo a finales del siglo XVII Ensayo sobre el entendimiento humano (1689).

El único conocimiento que los humanos pueden poseer es el conocimiento a posteriori (el conocimiento basado en la experiencia). Es famosa su proposición de que la mente humana es una Tabula rasa u hoja en blanco, en la cual se escriben las experiencias derivadas de impresiones sensoriales a medida que la vida de una persona prosigue.

Hay dos fuentes de nuestras ideas: sensación (provenientes de los sentidos) y reflexión (provenientes de las operaciones mentales: pensamientos, memorias...), en ambas se hace una distinción entre ideas simples y complejas. Las ideas simples son creadas de un modo pasivo en la mente, luego de obtenerlas mediante la sensación. Por el contrario, las ideas complejas se crean después de la combinación, comparación o abstracción de las ideas simples. Por ejemplo la idea de un cuerno al igual que la de un caballo son ambas ideas simples, pero al juntarse para representar a un unicornio se convierten en una idea compleja.36 De acuerdo con Locke, nuestro conocimiento de las cosas es una percepción de ideas, que están en acuerdo o desacuerdo unas con otras según unas leyes de asociación de ideas.

Pero considerar la idea de «sustancia» o la idea de «causa» como una «idea compleja» modifica completamente el fundamento de toda la filosofía tradicional basada en la «sustancia» como «sujeto» y la «causalidad» como «explicación del cambio o movimiento»

Una generación después, el obispo irlandés George Berkeley (1685-1753) determinó que el punto de vista de Locke abre la puerta para un eventual ateísmo. Ideó un empirismo extremo, metafísico, en el cual los objetos existen si son percibidos Esse est percipi (ser es ser percibido) de modo que un objeto siempre es percibido; porque si ningún humano lo percibiera Dios sería la entidad encargada de percibirlo. La percepción en cualquier caso es el fundamento del ser. Tales ideas más que empíricas responden a un sentido idealista.38 39 40

David Hume (1711-1776) sostuvo un empirismo que derivó en escepticismo.

Por otra parte, David Hume reduce todo conocimiento, en cuanto tal, a «impresiones» e «ideas». Admite dos tipos de verdades: «verdades de hecho» y «relación de ideas»Toda idea ha de poder ser reducida a una impresión correspondiente. Cuando una idea surge de la relación entre ideas, su contenido de realidad ha de depender de las impresiones que la motivan. Si no encontramos dichas impresiones se debe rechazar como producto de la mera imaginación sin contenido de realidad alguno. Tal ocurre con la idea de sustancia y la idea de causa.

Un conjunto de impresiones generan una asociación de ideas respecto a un hecho y un juicio al respecto. Un asesinato, por ejemplo, no es ni puede ser reducido a una impresión45 Es una relación de ideas: La idea del hecho de matar a un hombre (recuerdo de una impresión) junto con la idea del "desagrado que produce" en la conciencia como impresión interna queda asociada en una nueva idea: "asesinato" como idea que expresa un juicio moral relativo al rechazo de la asociación de las dos impresiones: El asesinato es algo "malo" como apreciación subjetiva moral pero no tiene contenido de conocimiento verdadero o falso.

De igual manera la noción de causa no puede ser reducida a una impresión; surge de la relación entre ideas. ¿Cuál es la relación que une a dos ideas como causa?. Para Hume es evidente que la relación causal se establece bajo el punto de vista de "una sucesión constante de impresiones" que generan en el hombre un «hábito» o «costumbre».

A la impresión de poner un cacharro con agua en el fuego siempre se sigue que el agua se caliente. Es la conciencia la que asocia estas dos impresiones sucesivas como ideas (el hecho de poner el agua al fuego, y que le suceda el hecho de que se caliente). Esta asociación constituye una nueva idea, la idea de causa, cuyo fundamento es la expectativa de que "el hecho de que hasta ahora me ha sucedido que siempre que pongo un cacharro con agua al fuego ésta se calienta" me permite afirmar: "El fuego calienta el agua"; es decir el fuego es la causa de que el agua se caliente.

Pero no podemos encontrar ninguna impresión que tenga relación directa con la idea de causa. Y el contenido de realidad de una idea solamente tiene sentido en referencia a la impresión de la que se derive. La idea de causa, pues, es algo meramente subjetivo, resultado de la asociación de la mente de dos impresiones sucesivas cuya conexión no aparece como evidencia.

racionalismo


El racionalismo (del latín, ratio, razón) es una corriente filosófica que se desarrolló en Europa continental durante los siglos XVII y XVIII, formulada por René Descartes, que se complementa con el criticismo de Immanuel Kant, y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia sobre todo el sentido de la percepción. El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental. El racionalismo se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, quien creía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos. El racionalismo sostiene que la fuente de conocimiento es la razón, defiende las ciencias exactas, en concreto las matemáticas y dice que posee contenidos innatos, es decir, ya nacemos con conocimientos, solo tenemos que "acordarnos" de ellos. Usa el método deductivo como principal herramienta para llegar al verdadero conocimiento. El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del siglo XIX, el racionalismo ha jugado un papel antirreligioso en la teología.

Contexto histórico:
Es una corriente filosófica europea que posteriormente fue subdividida por los historiadores, quizás en forma arbitraria, en dos bloques antagónicos: racionalismo y empirismo. Comprende todo el siglo XVII y es un largo e intenso epígono metafísico a los grandes progresos de la ciencia del Renacimiento. En él la filosofía adopta el paradigma matemático de la geometría y el paradigma experimental de la física, oponiéndose tanto al escepticismo pirrónico como al formalismo escolástico.


máximo representante:

René Descartes:Durante la Edad Moderna también era conocido por su nombre latino Renatus Cartesius. Descartes nace el 31 de marzo de 1596 en la Turena, en La Haye en Touraine, hoy llamada Descartes en su honor, después de abandonar su madre la ciudad de Rennes, donde se había declarado una epidemia de peste. Pertenecía a una familia de la baja nobleza, siendo su padre, Joachim Descartes, Consejero en el Parlamento de Bretaña. Era el tercero de los descendientes del matrimonio entre Joachim Descartes, parlamentario de Rennes, y Jeanne Brochard, por lo que, por vía materna, era nieto del alcalde de Nantes.

Infancia y adolescencia:

La temprana muerte de su madre, Jeanne Brochard, pocos meses después de su nacimiento, le llevará a ser cuidado por su abuela, su padre y su nodriza. Será criado a cargo de una nodriza a la que permanecerá ligado toda su vida en casa de su abuela materna. Su madre muere el 13 de mayo de 1597, trece meses después del nacimiento de René y pocos días después del nacimiento de un niño que no sobrevive.
Su padre comenzará a llamarle su «pequeño filósofo» porque el pequeño René se pasaba el día planteando preguntas.
Con once años entra en el Collège Henri IV de La Flèche, un centro de enseñanza jesuita en el que impartía clase el Padre François Fournet —doctor en filosofía por la Universidad de Douai6 — y el Padre Jean François —que le enseñará matemáticas durante un año— en el que permanecerá hasta 1614.7 Estaba eximido de acudir a clase por la mañana debido a su débil salud8 y era muy valorado por los educadores a causa de sus precoces dotes intelectuales.9 Aprendió física y filosofía escolástica, y mostró un notable interés por las matemáticas; no obstante, no cesará de repetir en su Discurso del método que en su opinión este sistema educativo no era bueno para un adecuado desarrollo de la razón. De este periodo no conservamos más que una carta de dudosa autenticidad —puede ser de uno de sus hermanos— que en teoría Descartes escribió a su abuela.

Educación:

La educación que recibió en La Flèche hasta los dieciséis años de edad (1604-1612) le proporcionó, durante los cinco primeros años de cursos, una sólida introducción a la cultura clásica, habiendo aprendido latín y griego en la lectura de autores como Cicerón, Horacio y Virgilio, por un lado, y Homero, Píndaro y Platón, por el otro. El resto de la enseñanza estaba basada principalmente en textos filosóficos de Aristóteles (Organon, Metafísica, Ética a Nicómaco), acompañados por comentarios de jesuitas (Suárez, Fonseca, Toledo, quizá Vitoria) y otros autores españoles (Cayetano). Conviene destacar que Aristóteles era entonces el autor de referencia para el estudio, tanto de la física, como de la biología. El plan de estudios incluía también una introducción a las matemáticas (Clavius), tanto puras como aplicadas: astronomía, música, arquitectura. Siguiendo una extendida práctica medieval y clásica, en esta escuela los estudiantes se ejercitaban constantemente en la discusión (Cfr. Gaukroger, quien toma en cuenta la Ratio studiorum: el plan de estudios que aplicaban las instituciones jesuíticas).


Juventud:

A los 18 años de edad, Descartes ingresó a la Universidad de Poitiers para estudiar derecho y medicina. Para 1616 cuenta con los grados de bachiller y licenciado en Derecho.

A los veintidós años parte hacia los Países Bajos, donde observa los preparativos del ejército de Mauricio de Nassau para la inminente Guerra de los Treinta Años. En 1618, y 1619 reside en Holanda. Allí conocerá a un joven científico, Isaac Beeckman, con quien durante varios años mantiene una intensa y estrecha amistad. Para él escribe pequeños trabajos de física, como "Sobre la presión del agua en un vaso" y "Sobre la caída de una piedra en el vacío", así como un compendio de música. En 1619 se enrola en las filas del duque Maximiliano de Baviera. Acuartelado cerca de Baviera durante el invierno de 1619, pasa su tiempo en una habitación calentada por una estufa, donde tiene tres sueños sucesivos que interpreta como un mensaje del cielo para consagrarse a su misión de investigador. De esa época posiblemente data su concepción de una matemática universal y su invento de la geometría analítica.

Renuncia a la vida militar en 1619. Abandona Holanda, vive una temporada en Dinamarca y luego en Alemania, asistiendo a la coronación del emperador Fernando en Frankfurt. Viaja por Alemania y regresa a Francia en 1622, estancia que aprovecha para vender sus posesiones y así asegurarse una vida independiente. Pasa una temporada en Italia (1623-1625), donde sigue de cerca el itinerario que décadas antes había hecho Michel de Montaigne. Se afincó luego en París, donde se relaciona con la mayoría de científicos de la época. Los cinco primeros años a partir de 1628 los dedicó principalmente a elaborar su propio sistema del mundo y su concepción del hombre y del cuerpo humano, que estaba a punto de completar en 1633 cuando, al tener noticia de la condena de Galileo, renunció a la publicación de su obra, que tendría lugar póstumamente. En 1628 había decidido instalarse en los Países Bajos lugar que consideró más favorable para cumplir los objetivos filosóficos y científicos que se había fijado y residió allí hasta 1649.

Etapa investigadora:

En 1619, en Breda, conoció a Isaac Beeckman, quien intentaba desarrollar una teoría física corpuscularista, muy basada en conceptos matemáticos. El contacto con Beeckman estimuló en gran medida el interés de Descartes por la matemática y la física. Pese a los constantes viajes que realizó en esta época, Descartes no dejó de formarse y en 1620 conoció en Ulm al entonces famoso maestro calculista alemán Johann Faulhaber. Él mismo refiere que, inspirado por una serie de sueños, en esta época vislumbró la posibilidad de desarrollar una «ciencia maravillosa».10 El hecho es que, probablemente estimulado por estos contactos, Descartes descubre el teorema denominado de Euler sobre los poliedros.

A pesar de discurrir sobre los temas anteriores, Descartes no publica entonces ninguno de estos resultados. Durante su estancia más larga en París, Descartes reafirma relaciones que había establecido a partir de 1622 con otros intelectuales, como Marin Mersenne y Guez de Balzac, así como con un círculo conocido como «Los libertinos». En esta época sus amigos propagan su reputación, hasta el punto de que su casa se convirtió entonces en un punto de reunión para quienes gustaban intercambiar ideas y discutir. Con todo ello su vida parece haber sido algo agitada, pues en 1628 libra un duelo, tras el cual comentó que «no he hallado una mujer cuya belleza pueda compararse a la de la verdad».

El año siguiente, con la intención de dedicarse por completo al estudio, se traslada definitivamente a los Países Bajos, donde llevaría una vida modesta y tranquila, aunque cambiando de residencia constantemente para mantener oculto su paradero. Descartes permanece allí hasta 1649, viajando sin embargo en una ocasión a Dinamarca y en tres a Francia.

La preferencia de Descartes por Holanda parece haber sido bastante acertada, pues mientras en Francia muchas cosas podrían distraerlo y había escasa tolerancia, las ciudades holandesas estaban en paz, florecían gracias al comercio y grupos de burgueses potenciaban las ciencias fundándose la academia de Ámsterdam en 1632. Entre tanto, el centro de Europa se desgarraba en la Guerra de los Treinta Años, que terminaría en 1648.

En 1637 apareció su famoso Discurso del método, presentado como prólogo a tres ensayos científicos. Descartes proponía una duda metódica, que sometía a juicio todos los conocimientos de la época, aunque, a diferencia de los escépticos, la suya era una duda orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar sólidamente el saber. En los ensayos que publica en este mismo volumen presenta las leyes de refracción y reflexión de la luz (la Dióptrica); desarrolla la geometría analítica: La geometría. También publica allí Los meteoros.

El método que Descartes propuso para todas las ciencias y disciplinas consiste en descomponer los problemas complejos en partes progresivamente más sencillas hasta hallar los más básicos. En ese punto deberían captarse las naturalezas simples, que se presentan a la razón de un modo evidente, y Descartes prescribe proceder a partir de ellas, por síntesis, a reconstruir todo el complejo, exigiendo a cada nueva relación establecida entre ideas simples la misma evidencia de éstas.

Los ensayos científicos que seguían, ofrecían un compendio de sus teorías físicas, entre las que destaca su formulación de la ley de inercia y una especificación de su método para las matemáticas. Los fundamentos de su física mecanicista, que hacía de la extensión la principal propiedad de los cuerpos materiales, los situó en la metafísica que expuso en 1641, donde enunció así mismo su demostración de la existencia y la perfección de Dios y de la inmortalidad del alma. El mecanicismo radical de las teorías físicas de Descartes, sin embargo, determinó que fuesen superadas más adelante.

Pronto su filosofía empezó a ser conocida y comenzó a hacerse famoso, lo cual le acarreó amenazas de persecución religiosa por parte de algunas autoridades académicas y eclesiásticas, tanto en los Países Bajos como en Francia. En 1649 aceptó la invitación de la reina Cristina de Suecia y se desplazó a Estocolmo, donde murió cinco meses después de su llegada a consecuencia de una neumonía.

Descartes es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna por su planteamiento y resolución del problema de hallar un fundamento del conocimiento que garantice la certeza de éste, y como el filósofo que supone el punto de ruptura definitiva con la escolástica.

Fallecimiento:
En septiembre de 1649, la Reina Cristina de Suecia llamó a Descartes a Estocolmo. Allí murió de una neumonía el 11 de febrero de 1650, a los 53 años de edad. Actualmente se pone en duda si la causa de su muerte fue la neumonía. En 1980, el historiador y médico alemán Eike Pies halló en la Universidad de Leiden una carta secreta del médico de la corte que atendió a Descartes, el holandés Johan Van Wullen, en la que describía al detalle su agonía. Curiosamente, los síntomas presentados —náuseas, vómitos, escalofríos— no eran propios de una neumonía. Tras consultar a varios patólogos, Pies concluyó en su libro El homicidio de Descartes, documentos, indicios, pruebas, que la muerte se debía a envenenamiento por arsénico. La carta secreta fue enviada a un antepasado del escritor, el holandés Willem Pies.

En el año de 1676 se exhumaron los restos de Descartes; colocados en un ataúd de cobre se trasladaron a París para ser sepultados en la iglesia de Sainte-Geneviève-du-Mont. Movidos nuevamente durante el transcurso de la Revolución francesa, los restos fueron colocados en el Panthéon, la basílica dedicada a los grandes hombres de la nación francesa. Nuevamente, en 1819, los restos de René Descartes cambiaron de sitio de reposo y fueron llevados esta vez a la Iglesia de Saint-Germain-des-Prés, donde se encuentran en la actualidad.